Cada silencio, lengua de los árboles. Tres poemas de Ester Folgueral



El hayedo de Busmayor -Enrique-López-Manzano


No todo es resistencia,
pero los abismos precintados
llevan dentro pandoras de cartón
pudorosas
cuando se acuestan con el disfraz
de noviembre.

Las cajas
precintadas
orejas de muerto
y barbas imposibles de afeitar
sudan paz como niebla de valle.

Resistencia  ahora,
comer libros que saben a lluvia
y no envenenarse.

Resistencia,
no tocar el muerto
cuando el muerto tiene hambre,
y llorar como un bebé
bajo un árbol.

De los abismos
salen volando años hacia el sol
en fila
reptiles de los sueños.

Resistencia
ahora.



El Bierzo-Carmen Lafuente


Se me olvida todo


Se me olvida todo. Pero este lugar fue un tiempo todos los lugares, ahora es todos los lugares. Un jardín de bolas de nieve que no se comen, el sabor de la luz en cucharas transparentes. La única escalera es respirar. Quién me visita es intocable y sus pensamientos son intocables como rostros ocultos en el resplandor de un día de junio. Todo lo que no es instante cansa. Escribir,  sonreír,  beber. Todo cansa, menos bajar los párpados y salir volando al infinito.



La poeta en el hayedo de Busmayor


Atravieso los mapas de un país triste
-hay demasiado ruido en el mundo-
fatigada la boca

alas con sangre,
lavo los ojos con tus manos
y vuelo

cada silencio, lengua de los árboles

lo increíble
amor, sobre la rama rota
tu lengua de silencio

tu figura alta como chopo de río
o cedro del desierto
a punto de caer
sobre la arena

lavar las alas
cada silencio, 
lengua de los árboles




Ester Folgueral  


Nació en León, en la comarca del Bierzo, en 1961. Se licenció en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y trabajó en diferentes medios de comunicación de Madrid, Canarias y León. Como pintora realizó varias exposiciones en Madrid.
Trabajó con niños en Animación a la lectura en centros escolares, y ha impartido diferentes talleres de escritura. Desde hace tres años dirige un Taller de escritura en el Instituto de Estudios Bercianos.

Como poeta ha publicado los poemarios Iucharba (1988), La espada azul (1995), editado por el Gobierno de Canarias; Memoria de la luz (2006), editado por el Instituto de Estudios Bercianos; y Lo indestructible (2009), editado por el Instituto Leonés de Cultura en su colección de poesía “Provincia”.
Recibió el Premio Nuevas escrituras canarias (1995); la Mención especial Premio de poesía Manuela López (2006); el segundo premio  II Certamen Nacional de Poesía Fernando de Castro (2007), por su libro inédito Palacio de cristal con cinco ciervos, y fue finalista del la XVII Bienal de Poesía Provincia de León.

“En su labor de poeta hay un deseo de unir emoción y reflexión, sentimiento y meditación”,  dejó escrito Antonio Colinas en su prólogo a Memoria de la luz. 

Sus poemas han aparecido en blog, revistas (La hamaca de lona), antologías (Poesía para vencejos),   y en  el libro-aventura de jardinillos, “Sagrado invierno” (2012).


"Aguas": un video-poema de Miguel Ángel Curiel



Aguas
corrompidas
en las que un pájaro bebe.

También
corrompido
he vivido.
Ando y nado.
Siempre pesé menos
en el agua.
Entre en el agua
a por el pájaro muerto.


Miguel Ángel Curiel  (1968) nació en  Alemania, país al que emigraron sus padres, originarios de Jaraiz de la Vera (Cáceres),

Es gran conocedor de las obras de Celan, Valente, Walser, Kafka, Holan, Ajmatova, entre otros autores poco leídos en España y que configuran de alguna manera íntima un diálogo y compañía que luego se rebelan en su propia escritura, con cierta autonomía y singularidad. 

Esto y su vida retirada de las grandes urbes y los clanes literarios y mediáticos han conferido a su obra la voz distinta y luminosa de un lugar propio y destacado en la vasta y discordante actualidad de poéticas en España.

Ha ganado varios premios literarios, entre ellos el Internacional de Poesía San Juan de la Cruz, el premio Tomás Salvador, el Mariano Zurita Ciudad de Palencia dos veces, los premios La Fragua y Pastora Marcela; ha sido asimismo accésit del premio Adonais (2001), Premio Esquío 2006 por Un libro difícil, Ciudad de Móstoles por Piedras, Ciudad de Toledo por Travesía, Ciudad de Mérida por Diario de la luz y Eladio Cabañero. 


En el año 2010 obtuvo una Beca de la Academia Española en Roma. De su estancia allí y su retorno a Lugo surgieron varios libros, Los sumergidos, Luminarias y parte de Hacer hielo por el que ganó en 2012 el XXIII Premio Nacional de Poesía José Hierro.




De niño subía arena a casa. / Esa arena, esa niñez / son ya lo mismo”

Precisamente el poema de donde tomo estos versos, “Lumbre en la arena”, es el que a mi parecer se relaciona más con el título del libro que el que le da nombre (p. 35): “En verano bajaban de las montañas / hombres cargados de nieve / y la vendían”. Un poema profundamente temporal que contrasta con la intemporalidad que nos quiere transmitir el título con ese infinitivo colgado de la permanencia: Hacer hielo.

Así completamos el ciclo del sentido que no puede existir más que en preguntas: lo elemental, el hielo, ¿hay que fabricarlo, como el poema fabrica el mundo con sus palabras?, ¿o simplemente hay que transportarlo desde la montaña para ofrecerlo al resto de los hombres? Si el poema “hace hielo”, esto es fija, en la forma sólida de letras sobre un papel, la naturaleza fluida y errabunda del agua, que no se deja atrapar, ¿está traicionando al agua y el resultado es un trozo muerto y frío de materia, aunque puro en su apariencia?


"La poesia de Miguel Ángel Curiel en el ciclo del agua: Hacer hielo" por Miguel Ángel Luján.

http://www.tendencias21.net/La-poesia-de-Miguel-Angel-Curiel-en-el-ciclo-del-agua-Hacer-hielo_a24142.html


"Un huerto rodeado de bosques de robles, una roza, un huerto casi urbano: en él se aprende de la lentitud. Uno se vuelve más lento, mas vegetal y menos animal. De esta forma la poesía lo agradece. Vivo en el Finisterre, en el Noroeste en una pequeña ciudad de provincias llamada Lugo. En estos espacios uno siente el verdadero exilio, el alejamiento, la verdadera periferia física. Se trata de un mundo difícil pero muy agradecido a los sentidos. Este autoexilio es fértil, pues uno siempre está en continuo diálogo con el mundo del silencio"

Miguel Ángel Curiel: “El lenguaje ha llegado a muy altas cotas de corrupción”. Una entrevista al poeta por Viktor Gómez Ferrer.

http://www.tendencias21.net/Miguel-Angel-Curiel-El-lenguaje-ha-llegado-a-muy-altas-cotas-de-corrupcion_a15883.html

Sudestada





Promiscuidad de cortezas en una cópula alta, el viento sur torciendo los nudos, lanzando las ramas en brazos del árbol más próximo.

No sé qué es este delirio savia arriba, la consunción del canto antes que los nidos sean arrastrados por la ternura más fría,  más expuesta al derribo.

 [Después de la tormenta,
 los algarrobos todavía
estremecidos 
se abandonan, juntan
sus manos, rezan.


[Antes de desaparecer], en preparación.
Laura Giordani


Fotografía de Michael E. Gordon

El trabajo del viento: apuntes “Para trazar lo (im)posible” de Arturo Borra

por Laura Giordani




No es sencillo dar cuenta de un libro al que se ha visto germinar y crecer, quizás por profilaxis: esa especie de cordón sanitario que se supone a cualquier labor de lectura crítica. Una cierta distancia, en suma. Pero, ¿Qué significa “distancia” exactamente? En la dialéctica distancia-cercanía hay una cualidad fantasmagórica, siempre re-definiéndose pues la cercanía puede significar tanto un punto vista privilegiado por las hebras ínfimas que permite entrever, y al tiempo, un punto de ceguera que conspira ante cualquier extrañeza. Nada más lejos de esa vocación de distancia; a lo sumo, acompañar un alumbramiento, arrojar algunos cabos para moverse entre sus páginas, miguitas de pan que lleven hasta algún claro de sentido, aunque tratándose de una escritura así, se tratará a lo sumo de claroscuros (si los pájaros o el viento no nos han dejado ya sin referencia alguna). 


Hay un hilo invisible que enhebra el libro anterior de Arturo Borra, “Figuras de la asfixia” y Para trazar lo (im)posible” (Colección ONCE, Amargord Ediciones, 2013). En aquel poemario, la palabra poética apretaba nuestra garganta para aflojar –sólo un poco- en la sección final, "Material utopía", en la que se insinuaban resquicios, grietas, para resistir la asfixia

“Para trazar lo imposible” se inaugura con “Las alegorías del viento”, recordemos que la alegoría es una figura retórica que consiste en representar una idea figuradamente a través de distintas formas. El viento opera como alegoría a lo largo de todo el  libro; nada más abrirlo, como postigos largamente cerrados,  el viento irrumpe  y va arrasando desde la primera página de la primera parte subdividida en cinco secciones: “Escombros”, “Gravidez”, “Diáspora”, “Noche soplada” y “Ausencia de suelo” con poemas que intentan topografiar (si eso fuera posible) una tierra arrasada, un suelo que desmiente sin cese su solidez.  

En “Ausencia de suelo”, la última sección de Alegorías, vemos cómo el viento ha hecho con eficacia su trabajo, erosionando la forma misma del texto: la puntuación ha ido desapareciendo, el poema pierde sus tejados y vallas hasta quedar completamente a la intemperie, allí podemos leer: 

El viento erosiona las piedras. Se agitan aquellas ventanas condenadas a la clausura. Todo sopla aunque no sepamos qué permanecerá. Y si nada persiste, entregarse al fragor del aire.

Y al final de ese poema: 

Sin darnos cuenta, nos pusimos a hablar del sabotaje. Y no hallamos más alojo que en el viento. Para trazar lo (im)posible.

Nada nuevo podrá ser edificado desde lo conocido, aquello que la calma de los cómplices deja pudrir en el corazón. El viento opera como agente renovador, no exento de violencia en algún pasaje; de hecho, el libro se inaugura con un aullido resultante de la asfixia.

 Nosotros aullamos de horror
/de hambre/ de asco.


Hay también aullido de loba hambrienta a la que las cavadoras han condenado a amamantar sus crías en un erial de espinos talados. Estos poemas inaugurales están llenos de llanto, aullidos; incluso el primer poema aloja a quienes que no pudieron resistir la asfixia y saltaron, los desahuciados, los suicidados de la sociedad,  de las cifras naturalizadas del sacrificio cotidiano. Podríamos imaginar en suma el grito de Edward Munch, un alarido que irremediablemente operará como llamador de tempestades y desatará la revuelta que se insinúa y cierra el libro como promesa en “Poéticas de la revuelta”.



Vemos que el viento no sólo hace referencia al “arrase” social, también es portador de las nuevas semillas, como esa fuerza que se lleva lo reseco, aquello que no puede ser más que corteza que hiere los pies. 
¿Qué quedará después del vendaval? Pregunta el último poema de esta sección.

En el libro  “La última inocencia” que Alejandra Pizarnik publica en 1956, hay un poema titulado “El origen” que dice:

Hay que salvar al viento
Los pájaros queman el viento
en los cabellos de la mujer solitaria
que regresa de la naturaleza
y teje tormentos

Hay que salvar al viento


En 1961, Octavio Paz dedica su libro “Libertad bajo palabra” a Alejandra. En la dedicatoria manuscrita leemos: 

Alejandra: las palabras se queman en el viento.
Hay que salvarlas.


Y no encuentro mejor introducción a la segunda parte del libro titulada “En Tierra de Nadie” en la que acontece una intensa reflexión sobre el lenguaje: su resistencia, límites, trampas, su anquilosamiento y su cualidad de escombro. “En tierra de nadie” el arrase ha dado lugar a una tierra sin nombres, sin más que vacío y por ello mismo, propicio para germinar un lenguaje nuevo. Un lenguaje extraterritorial por llamarlo de algún modo, impropio, altricial.

¿Y por qué no escritura sin nombre? Poema de nadie, escrito donde no hay suelo que no se hunda, donde la pregunta es lo único que sobrevive a la condición efímera de las respuestas.

Toda soberanía se funda en un equívoco. La singularidad indefinible del poema se traza en la desaparición de las fronteras.

El viento se lleva no sólo la hojarasca de un mundo caduco, sino el lenguaje reseco que nombra a ese mundo, su sintaxis del yo soberano. La autoría y su autoridad que no es más que otro nombre de la ceguera:

No hay arquitectura espléndida. Algunas notas, un plano que una geografía inestable obligará a deshacer y rehacer incesantemente.

Los nombres mismos se deshacen: el viento socava sus raíces.


Tampoco la escritura poética se vislumbra como morada o lugar definitivo de llegada, por el contrario, sólo  mantendrá respirando al poema una infatigable vocación de intemperie. Unos pies que aprendieron a partir antes de que el suelo comience a resultar el lugar de reposo. La segura podredumbre.

Morar en un poema es un oxímoron. Poetizar es ese desbordamiento en el que no hay más que éxodo. 

En busca de un contramundo que hay que crear bajo el signo de la catástrofe.






En la tercera y brevísima parte “Poética de la revuelta”, se perfila eso que los amos nos quieren hacer pensar como imposible. Esto explica el prefijo negativo (im) entre paréntesis, la posibilidad sujeta a nuestra capacidad de imaginar otro tipo de mundo, otro tipo de tejido social. Revueltas, asambleas, confabulaciones para trazar una promesa: no una promesa metafísica o absoluta, sino la posibilidad de construir de manera colectiva un mundo en el que respirar sea posible. Cualquier posibilidad de construcción de esa utopía, reside en esas líneas que se van trazando entre nosotros y los otros; el libro anterior, al que Arturo llama “el libro de los otros”, bien podría devenir aquí “el libro de Lo Otro”. 

Así, lo imposible vuelve a ser posible. Del trabajo del sueño, acunado en la memoria de las derrotas, depende la reescritura de la historia.


El eco insurrecto de Durruti resuena todavía: "Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones; y ese mundo está creciendo en este instante".

Texto de presentación en Valencia, 3 de Octubre de 2013.





Arturo Borra (Argentina, 1972) es licenciado en comunicación social y actualmente realiza un doctorado en estudios interdisciplinarios de la comunicación. Ha participado en las antologías poéticas Aldaba (2003), Cuadernos Caudales de Poesía (2007), Los centros de la calle (2008), Madrid: una ciudad, muchas voces (2010) y Por donde pasa la poesía (2011).
También ha publicado el libro de prosa poética Anotaciones en el margen (2008), la plaquette Cielo partido (2009), el poemario Umbrales del naufragio (Baile del Sol, 2010) y Figuras de la asfixia (Editorial Germanía, 2012). Y este último libro “Para trazar lo imposible” (Colección ONCE de Amargord Ediciones).



"Alejandra" la película sobre la vida de la poeta a cuarenta y un años de su muerte


Pizarnik by Nicole Muchnik (2011)


Desde hoy, 25 de Septiembre, al cumplirse 41 años desde la muerte de Alejandra Pizarnik  se puede  ver y descargar libremente la película sobre su vida y su obra. "Alejandra", dirigida y producida por Virna Molina y Ernesto Ardito, es la versión cinematográfica de la serie realizada por los mismos autores para canal Encuentro en 2011. 

Está disponible en SD, HD, en español o con subtítulos en inglés.

"Alejandra", es la adaptación cinematográfica de la serie "Memoria Iluminada Alejandra Pizarnik", realizada por Virna y Ernesto para canal Encuentro. Con un lenguaje intimista, la película narra la vida de la poeta desde los principales conflictos que fueron dejando una profunda marca en su obra y bajo el contexto de ruptura vanguardista de los años 60’ y 70’. 
Sus diarios personales, sus cartas, sus poemas, el relato de sus amigos y familiares; son la herramienta que arrojan pistas sobre el misterioso camino que la llevó a su autodestrucción. 

Hoy, luego de su muerte y tras ser censurada por la dictadura, fue redescubierta por las nuevas generaciones, quienes la convirtieron en un mito, siendo la poeta argentina más leída.

El film incluye testimonios de Myriam Pizarnik, Cristina Piña, Ivonne Bordelois, Roberto Yahni, Antonio Requeni, Fernando Noy y Mariana Enriquez.


Como homenaje, compartimos el enlace a la película completa en HD.







miradas de la infancia: círculo curativo: la ternura. fragmentos de Antonio F. Rodríguez


En la noche corro por un campo
que desciende, corro entre arbustos
y choco con algo vivo
que trata de ovillarse, de encogerse.
Es un niño pequeño, le pregunto
quién es y contesta que nadie.
              
Esta respiración honda
y este nudo en la pelvis
que se deshace y fluye. Esto soy yo
y al mismo tiempo
dolor en la nuca y en los ojos.
              
Terminada la juventud,
    se está a merced del miedo. 

Olvido García Valdés 



 El espíritu de la colmena (1973) Víctor Erice


caer. el niño cae al mundo. como una fruta. maduro cae al tiempo y al mundo que habrá de desorientarlo antes de hacerse legible

la legibilidad: aprendizaje, dulzura, verdor, ímpetu, equilibrio, atención, fluir, el oro de los Otros, oblicuidad, corazón, renacimiento, intensidad, ojo imán, vida osezna, vida loba, vida viva, prima vera

y el asombro como virtud inaugural, germinativa, perfecta


                                                                         El espíritu de la colmena (1973) Víctor Erice


rodearse de un cerco de miradas de niños para estar acompañado, para encender el hogar y narrar, entre todos, un itinerario posible

para encontrar la temperatura de los cuentos bajo el fuego exacto de la mirada

para trazar las lindes de lo significante

para acotar un espacio en el Cielo con su correspondencia roturada en la tierra: fertilidad de la cosmogonía

con-templatio del arcano celeste

templum que, en las estrellas, marcará el tiempo, el ritmo y la grafía del surco primigenio, el adentro y el afuera del hogar, los ritos de paso, las canciones

no limitar el sentido sino multiplicarlo: en aluvión, el mito: siembra del cuerpo desmembrado

concentrar, en un punto, la voz, el impulso, lo casi del sueño, la viguería de ese otro sueño compartido que llamamos vigilia

amparados por la irrupción, por lo imprevisible

amparados

miradas de la infancia, miradas de cine: un mandala o rueda visual para la concentración, círculo mágico en cuyo centro situar la propia mirada, la propia perplejidad extra-vertida, consumida en el fuego común

qué eje para sintonizar la danza de las miradas de estos niños

qué sustrato vital para acogerlas

miradas de la infancia: círculo curativo: la ternura


     Yuki and Nina (2009) Hippolyte Girardot, Nobuhiro Suwa


"Se enseña a los niños a temer y a obedecer. La avaricia, el orgullo o la timidez de los padres inculcan a los niños la economía, la arrogancia o la sumisión. Se les induce además a ser imitadores, a lo que ya están harto inclinados; a nadie se le ocurre hacer que sean originales, audaces, independientes."

Nicolas de Vauvenargues


Ponette (1996)  Jacques Doillon


una lengua que trabaje con las manos y diga el dolor y la fragilidad más viva
una lengua que ofrezca un pan de niño: puro temblor de existir
una lengua de extrañeza para el otro, el recién llegado, el sin patria, el silenciado, el ciego
una lengua de barro que diga las muchas lenguas mudas que viven entre los seres
una lengua sin lengua, deslenguada: todo vértigo y caricia
una lengua animal atenta a las mínimas fisuras de la carne que se sufre
una lengua de niño para inventar el sol y no darle nombre, para romper en el sol lo que nombra el sol
una lengua que camina, ama, desaparece, y luego descamina y aparece, pero sigue amando
una lengua abajo, un lengua sin, una lengua casi aún no siempre nunca
una lengua que amanece gatos
una lengua que tembló y se detuvo ahí donde la misma vida: en el azul convulso, inmóvil, a pájaros
una lengua-corazón, desesperada, ciega, huérfana aún
una lengua híbrida para fundar la morada para todos, entre todos
una lengua sin doblez, sin sierpe, para el arraigo
una lengua del límite, tan desnuda como un verso en la guerra
una lengua que cante y que destruya las creencias y diga tan sólo: árbol, tiza, pan, niño





El sueño del niño y el árbol es la conjunción perfecta


no hay eclipse que reúna tanta materia lunar y solar como esa sincronización delicada de dos ejes paralelos: de la raíz al cielo, el árbol; del cielo a la raíz (de la vida), el niño

en esa intersección nace una belleza tan pequeña que no acertamos a nombrarla, semilla abisal anterior al lenguaje, ánfora del temblor, éxtasis de la oruga: anéantissement

el niño es fruto para el árbol, un esqueje, injerto del sueño en ese otro sueño desbordado, unánime, vegetal

el árbol es sostén, columna, crisálida erguida: el niño y su sueño

si se armoniza el ritmo de la savia y de la sangre, se revelan todos los estratos que hemos venido siendo, todas las capas de tiempo que nos han dado ser, y la canción es epifanía de la madera, asombro perpetuamente renovado del que todos somos afluentes

el niño, el árbol y el sueño: aquí está todo

todo lo que el ser humano ha escrito, todos sus anhelos, sus búsquedas, sus contiendas, sus filosofías, sus hallazgos, sus gritos, la belleza revelada y la construida, las sobrecogedoras constelaciones, la fragilidad que no reconocemos y nos desborda: todo está aquí, en una única imagen que germinará en una pupila que lee estas líneas y continuará su camino, aguas del ser abajo, hacia la delicadeza y el sueño de quien mira

un instante apenas que desaparecerá para siempre, como esa infancia que todos acercamos al árbol y dormimos y cuidamos

pero el sueño queda, y fluye, y nos elige, y busca


Para leer completo: La lengua te tienta, Revista Kokoro
 de Antonio F. Rodríguez





Antonio F. Rodríguez Esteban (1976) es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Málaga y diplomado en Comunicación. 
Desde 2001 se ha dedicado a tiempo completo a la traducción del francés y del inglés al castellano. Ha trabajado con las editoriales Pre-Textos, Atalanta, Paidós, Kairós, El País-Cahiers du Cinéma, Océano, entre otras. Asimismo fue traductor habitual de Cahiers du Cinéma España. 
Entre 2005-2011, imparte el curso “Temps de mirades” (Cine y Educación) en el Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona, y entre 2010-2011 el curso “Temps de lecturas” (Literatura) en la misma institución.
Actualmente participa en el consejo de redacción de la revista "Kokoro".

Ofrecerse íntegramente a la esperanza: poemas de La ciudad o la palabra pájaro de Mar Benegas


me significo a través de esta plegaria 
custodio el fuego que aviva el vientre 
el amor incipiente y el vértigo 
ofrezco mis pezones al talud de la revuelta 
me apoyo en la palabra hembra 
en el canto ignoto
larva de luz que irá creciendo 
me ofrezco íntegramente a la esperanza



Rosa Basurto



VII



Tierra
cielo 
copularon
noche
día

de su cópula infinita
iban pariendo

materia de dioses fuimos
por eso soñar
y avanzar contra el viento
generosos los dedos
abiertas las palmas de las manos
como alas

algunos hombres-nido
justos como raíces
crecer y cobijar, permanecer


                       que lo humano viene del pájaro
                       es lo primero que ha de aprender un niño.




Rosa Basurto





Nueve edades

La maldición pulverizada
o polen enfermo
entrando sin resistencia

nueve edades penetran en los pulmones
la matrona intensificó los movimientos
la huida hacia el futuro no era posible

podía barruntarlo
belfo contra polvo de odio
Luperca fue su exilio
pelo roído
madriguera

obstinados turpiales
al aviso la señal
desde la rama o la brizna

los cinco mil pájaros
levantan el vuelo
en un sacrificio inútil
el reino de la razón abre su cuerpo
inmenso y poderoso









De lodo a lodo

I

La luz crecía en otros parajes

Tu viaje de esperanza
alimentó al gran cadáver

tienes un país azul
apuntándote a la sien

pero sufres
y tus hijos se llenan de ira
al otro lado del mundo




II


Trino desconocido
desatinan entenderse
el extranjero cruje
bajo el peso del sol

-no es suyo-

y embosca su lengua




III

Del Sur
un eco de ánsares

migración periódica
cíclico intervalo
impregna el Norte

dos veces

ni siquiera
su plúmeo testimonio
turba sueño


los mercenarios dictan sus leyes, la ciudad
mugiendo como una vaca herida

tenemos algo dentro, asoman por las comisuras
de nuestros labios plumas negras, no queremos
darnos cuenta de que ya olemos a muerto






“En el mito de Deméter y Core (madre e hija, respectivamente), la segunda iba por la campiña cuando el dios de los muertos pasó y la raptó llevándola al reino de los infiernos y casándose con ella. 

Deméter, privada de su hija, entró en la desesperación y la tierra se volvió estéril. Zeus concedió a Deméter que su hija pudiera reunirse con ella durante cierto período del año para que la tierra volviera a ser fecundada. Es en este mito donde la filósofa francesa Luce Irigaray vio el fin de las sociedades ginecocráticas, gobernadas por genealogías femeninas, y la instauración violenta de las sociedades patriarcales. Y este mito se inserta dentro de una tradición en la que también podríamos colocar el poemario La ciudad y la palabra pájaro (Huerga y Fierro, 2013) de Mar Benegas (Valencia). 

Si nos detenemos en autoras españolas pienso en Juana Castro, en Ángela Figuera Aymerich, en María Victoria Atencia. Recoger el mito y reelaborarlo es algo que han hecho siempre algunos poetas, Antonio Colinas, Guillermo Carnero, por poner dos ejemplos de poetas españoles. 

El pasado o antes del sueño; la profecía, la gestación, el puerperio, la ciudad, la restauración. Las partes del libro pueden verse como una piedra estriada, o como una red de significantes, o como una malla, o constelación; la cuestión es visibilizar la urdimbre de palabras con el que está construido el poemario y en cada una de las capas, o de la trama, o de los pliegues, inscrita, como una lógica significativa que sigue sin obstáculo por ciertos tramos, y en otras, la capa se empasta para constituir campos de sentido opacos donde vuelve a estriarse y adquiere un nuevo sentido, tomado de la antigua capa de donde procede. Esa es la ruta de este libro a través de sus partes. 

Reelaboración mitológica y poesía oracular en “La ciudad o la palabra pájaro”. Fragmento de la reseña de Concha García, para leer completa, aquí el enlace: 

http://www.tendencias21.net/Reelaboracion-mitologica-y-poesia-oracular-en-La-ciudad-o-la-palabra-pajaro_a21997.html







Mar Benegas (Valencia, 1975). Poeta, autora de libros infantiles y animadora a la lectura y la creación literaria en bibliotecas y escuelas. Imparte talleres de poesía infantil y de animación a la lectura. Colaboradora en varias revistas. Ha dirigido el sello de libros infantiles República Kukudrulu y la Colección Candela de poesía, hasta diciembre de 2012. Ha publicados los libros: Niña Pluma Niña Nadie (Ediciones Amargord), El Abrazo (Ediciones del 4 de agosto) y A lo Bestia (Poesía infantil, República Kukudrulu). En el 2013 verán la luz: Abecedario del cuerpo imaginado (poesía para adolescentes) y No es fácil vivir con un tigre (cuento infantil). Ha participado en las antologías: Hijas del pájaro de fuego (poesía) y Strigoi (poesía). Es colaboradora de las revistas: Culturamas (revista de literatura y cultura, sección de reseñas), Tendencias21 (revista de divulgación científica, sección literatura) y Bostezo (revista de arte y pensamiento).



Por donde los huéspedes invisibles entran y salen: cinco poemas de Sandra Cornejo:


“La utilidad de la poesía está en recordarnos
que es difícil seguir siendo la misma persona,
porque nuestra casa está abierta, su puerta, sin llave,
y los huéspedes invisibles salen y entran”.

Czeslaw Milosz








Nos unía la presencia
de las casas apartadas
el umbral de la obra
el margen previsible para fundar
un mundo
montaje articulado por lugares fugaces
por túneles
y tubos encastrados

Al irnos
cambiaban los nombres
los puentes provisorios
el desvío
y había una sensación
de paisaje quebrado
que
unía

Falta la construcción de un mundo
dijiste
hablabas de un poema,
el poema de un mundo
sin márgenes de tiempo
sin obraje,
rama expuesta a ras de la creciente

Y giraron los nombres
que tocaste
y los puentes provisorios
volvieron
a fundarse





Cruza sin saber
qué habrá
Vuelve a contarse
en la lengua hostil
de las estaciones secas

La palabra agua daña, piensa, daña visceralmente
No es agüita,
es agua en estado de sequía:
Es palabra

Corazón
sin engranaje
funcionando a recuerdo

Cruza
Masculla una amenaza
Memoriza miniaturas:
un ojo, un hombro
el húmedo toque de la greda

Habría que caer?
Habría que romperse en la palabra?


Intrincada geografía
de cosas y palabras
Cornisa
Camino
Agua

Cruza
posible como una aparición
un templo
hilito de luz,
umbral

Del libro "Sin suelo", (Ediciones Vox, 2001),




Bosque de sándalo Marayoor en India



Cuando regresa

Cuando regresa
regresa la textura
y sobreabunda

adquiere sonoridad
el cuenco,
ancla
tornasolado de playas donde darse.

La mitad de la vida
traza un surco

cuando regresa

la turbada criatura se pliega
arropada
como el sándalo en su bosque*.


“Ninguna otra especie de árbol crece en medio de los árboles de sándalo”. 
Sodoka



Memoria pantano

Articulada por una carcasa
sin músculos
la del frontal masacrado
rumorea sin quicio
olfatea
hojas que no pertenecen
a este ciclo:
las del saúco
las del serbal

íntegros olores
en su memoria pantano

íntegros ardores
no de aquí.


Ahora

Ahora
que nuestras presencias transitan
descalzas, inermes, casi libres
lo que no es un sendero 

no sentimos miedo. 

Miedo era presuponer qué ocurriría.

Del libro "Partes del mundo" (Alción Editora, 2005)


Sandra Cornejo, fotografía de Estela Fares


Sandra Cornejo. (La Plata, 1962). Lic. en Periodismo y Comunicación Social por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Trabaja en diversos ámbitos en comunicación institucional y gestión cultural. Luego de obtener la diplomatura en el Posgrado de Lectura, Escritura y Educación (FLACSO) realiza talleres de literatura en Contextos de Encierro. Publicó Borradores (Cuadernos de Sudestada, 1989), Ildikó (Último Reino, 1998), Sin suelo (Ediciones Vox, 2001), Partes del mundo (Alción Editora, 2005) y Todo lo perdido reaparece (Cuadernos orquestados, colección de poesía dirigida por Abel Robino, Cuadrícula Ediciones, 2012). Poemas suyos han sido incluidos en las antologías Poetas argentinas (1961-1980) (Ediciones del Dock, 2007), Antología de poetas argentinos II (Free Verse Website, Irlanda, 2009) y El verso toma la palabra, selección de 33 poetas argentinos (Homoscriptum y la Universidad Autónoma de Nuevo León, México, 2010), entre otras. Actualmente forma parte del “Programa Cultura en la Escuela” de la DGCyE de la provincia de BsAs.

Edita el sitio web: www.tuertorey.com.ar

La mirada del otro: lo que nos dicen los animales por Antonio Crespo Massieu


Leia y Yago, fotografía de Carlos Crespo Ochoa


"Las diversas formas de explotación y destrucción de la vida animal (y no sólo animal) en las sociedades industrializadas del capitalismo tardío ponen de manifiesto los fundamentos mismos de un sistema para el que todo lo vivo es reducible a mercancía. La destrucción medioambiental, la hecatombe de la biodiversidad, la experimentación con animales, el horror de la actual ganadería industrial…cualquier mirada que dirijamos al lugar que se reserva a los otros animales en nuestras sociedades nos lleva a una conclusión: su consideración como objeto, mercancía, útil tan sólo en la medida en que proporciona beneficio. Y, sin embargo, esta realidad está llamativamente ausente. Tanto de la reflexión teórica y política como de la percepción cotidiana de la mayoría de la gente. Así, en el pensamiento filosófico español la reflexión sobre los animales no humanos ha sido marginal frente a la relevancia del mismo en el ámbito anglosajón/1
Podría pensarse que los planteamientos que abogan por los derechos de los animales o que propugnan, con mayor o menor radicalidad, el bienestar animal ocuparían el lugar central que les corresponde dentro del movimiento ecologista; sin embargo no siempre es así y uno tiene la impresión de que, en muchas ocasiones, se olvidan al enumerar los retos y tareas urgentes del movimiento. Si esto ocurre en el ecologismo, al menos para mi mirada sin duda suspicaz, en lo que respecta a los partidos de izquierda incluida la más alternativa, la ausencia es clamorosa. Se diría un asunto teóricamente enojoso para el pensamiento marxista y de difícil encaje en la lucha política/2. Se tiene la impresión de que las tesis animalistas son, en el mejor de los casos, un alibí simpático y pintoresco que puede, a última hora, ser incluido en un programa electoral o al que dedicar una pequeña nota a pie de página de un texto que hable de cosas realmente importantes. Y aquí, creo, está una de las claves: es este un problema que no pertenece a la realidad/3. El sufrimiento animal no existe, forma parte de la materia oscura sobre la que se sustentan los fenómenos más sangrantes e inadmisibles de la explotación capitalista (y en general de cualquier sociedad productivista que, hasta el momento, han sido todas las existentes; y por supuesto las llamadas de “socialismo real”).

Pienso que a la reflexión sobre los animales no humanos se aplica la misma mirada que tenía que soportar no hace mucho tiempo el movimiento ecologista y la que, al menos durante casi un siglo, soportó el movimiento feminista: algo residual con respecto al núcleo duro del pensamiento “revolucionario” y que un marxismo de manual consideraba ajeno a la lucha de clases. (...)"



El animal nos mira y estamos desnudos ante él
(Jacques Derrida)

Y empecemos con lo más difícil que, como suele suceder, es lo más evidente. Una mirada. Frente a frente con el animal. Y una escucha: lo que, desde su silencio, nos dicen los animales. La responsabilidad que nace de este encuentro. Solo después de este ejercicio de modestia será posible buscar respuestas.
Encuentro con el otro que funda la subjetividad y, a la vez, nos liga en “una responsabilidad de la que no hay escapatoria, de la que yo no podría librarme.” Y esa deuda impagable se expresa en la mirada: “Lo que se expresa en la desnudez- el rostro- es alguien hasta el punto de apelar a mi, de colocarse bajo mi responsabilidad; desde ese momento, yo tengo que responder por él” (Lévinas, 1994, pp. 31 y 23) Si esto es así en nuestra relación interpersonal sucede también, de una manera más radical, en nuestro mirar a los animales no humanos. Pues el extrañamiento (la salida de uno mismo) y la conmoción de sentir la llamada del otro es aún mayor. Estamos ante un enigma, desnudos de lenguaje y de certezas. 




El diálogo que nace de este encuentro carece de  palabras (Crespo Massieu, 2004). Vemos, tal vez, una forma de estar en el mundo que pudo ser la nuestra (un puro estar sin conciencia, sin historia, sin tiempo) y que puede ser añoranza y tensión de futuro. Y lo que se siente entonces es una distancia que se diría insalvable y a la vez la posibilidad (y la necesidad) de salvarla. Lo que Rilke nos dejó en la VIII de sus Elegías de Duino: la mirada del animal como lo Abierto, ausente de historia, ajeno a la distinción vida-muerte; el mundo de las meras relaciones, un vivir en el mundo frente al humano vivir frente al mundo/5. Lo que Heidegger considera una “pobreza de mundo” en la lectura que hace de Rilke y a la que caracteriza como “una monstruosa antropomorfización del animal… y una correspondiente animalización del hombre” (Agamben, 2005, p.76)/6. (...)



La materia oscura: un espacio para el olvido

¿Cuál es nuestra respuesta? ¿Cuál nuestro hacer- o no hacer- frente al dolor y el sufrimiento de los animales no humanos? ¿Lo vemos acaso? ¿Existen para nosotros o han entrado ya en el inexistente reino de la mercancía? ¿Han entrado ya en la fantasmagoría propia del capital: la conversión de vida (y muerte) en algo irreal? ¿Han sido convertidos en “producto”, hermética bolsa de plástico, cajita con código de barras? ¿Han sido ya “procesados”? Pues todo ello sucede dentro de una realidad paralela, siempre invisible y se diría que, a efectos prácticos, inexistente.




El sufrimiento de los animales, en la dimensión gigantesca y pavorosa que ha adquirido con la ganadería industrial, forma parte de lo que podemos llamar la “materia oscura” de las actuales sociedades industrializadas. En astrofísica “se denomina materia oscura a la materia de composición desconocida que no emite o refleja suficiente radiación para ser observada directamente” materia que constituye el 25% del universo frente al 5% ocupado por la materia común. Al igual que esta materia oscura “parece formar el andamiaje oculto que apuntala los lugares de construcción de estrellas y galaxias”/7; así los procesos “invisibles” de explotación son cada vez más el andamiaje que apuntala los mecanismos esenciales de nuestras sociedades capitalistas. La opacidad absoluta de los mecanismos financieros, el bienestar sustentado sobre la explotación de los países del sur, los procesos de expoliación de la naturaleza, el sufrimiento infantil, la emigración… se nos aparecen, cada vez más, como materia oscura: con la asombrosa pero invisible densidad de un “agujero negro”.Tal vez siempre haya sido así, y de ahí la dificultad de desvelar los procesos de la explotación capitalista, de hacer real lo que el capital convierte en fantasmagoría; lo que se expone en ese minucioso desmontaje de los mecanismos internos de la explotación que es El Capital, esa búsqueda de la verdad llevada a sus últimas consecuencias (de ahí la sugerencia de leerlo como una novela policíaca).

Por eso es necesario desenmascarar las nuevas formas de invisibilidad, nuevos espacios de “lo no existente”, la topografía del ocultamiento: por ejemplo los CIE, lugar donde los “sin papeles” desaparecen tras los muros que definitivamente los convierten en inexistentes/8




Ensamblar un coche es como trocear una vaca,  pero al revés

"Pero exactamente ¿de qué estamos hablando? Cuando nos referimos al sufrimiento animal ¿cuál es hoy en día la causa principal del mismo? Hablamos, en primer lugar, de la llamada “ganadería industrial” eufemismo bajo el que se esconde una realidad que apenas nada tiene que ver con las formas tradicionales de la ganadería extensiva; hablamos de lo que sucede en las “granjas industriales” expresión que oculta inmensas naves donde se “producen” y almacenan animales que luego serán “procesados” y convertidos en la carne que, en su casi totalidad, llega al mercado. En la ganadería industrial e intensiva los animales, alojados por decenas o cientos de miles, son criados genéticamente  /10 (producidos), están dramáticamente restringidos en su movilidad (son almacenados) y son alimentados con dietas antinaturales (hormonas, piensos transgénicos; en algunos casos, estos piensos han incluido carne que, consumida por animales herbívoros, ha dado lugar a graves problemas de salud), que incluyen fármacos (antibióticos, antimicrobianos…) que se les suministran preventivamente (dando por descontado que enfermarán). Es en estas granjas industriales donde se produce el 99% de los animales terrestres que se  comen o usan para producir leche y huevos en Estados Unidos (Safran Foer, 2011, p. 47); este dato significa que la ganadería extensiva de tipo tradicional,  respetuosa con el medio ambiente (la ganadería industrial contribuye al calentamiento global un 40% más que todo el sector del transporte, siendo el principal responsable del cambio climático/11), con una relación totalmente distinta con los animales… es no ya residual sino casi inexistente. Hoy en día comer carne es hablar de las granjas industriales. (...)"






Un tren en marcha (hacia el abismo) sin frenos de emergencia

"La relación del tren con el desarrollo y expansión del capitalismo y con la destrucción de formas tradicionales de vida es reveladora. La asociación del tren y el transporte de animales y humanos hacia la muerte también. Adiós Cordera de Clarín (1893) lo ejemplifica con una intensidad y belleza conmovedoras. La infancia compartida de Rosa y Pinín con la vaca Cordera, la venta del animal, su partida al matadero. Cuando ven el tren en el que “en un furgón cerrado, en unas estrechas ventanas altas o respiraderos, vislumbraron los hermanos gemelos cabezas de vacas que, pasmadas, miraban por aquellos tragaluces” y gritan su despedida, Pinín hace estallar la feroz crítica social que late en el cuento de Clarín: “La lleva al matadero…Carne de vaca para comer los señores, los curas…los indianos.” Esto bastaría para hacer del relato una de las más demoledoras denuncias de la injusticia social de la prosa realista, pero Clarín va más lejos y, en la breve sección final, el cuento se convierte en un vibrante alegato antibelicista. (...)"

"(...) Las incipientes técnicas de los mataderos y granjas de animales, que inspiraron las cadenas de montaje de H. Ford, serán aplicadas a seres humanos cerrando así esta infernal analogía. Leemos en Vida y destino, la novela de Vasili Grossman: "Antes del sacrificio del ganado infectado deben adoptarse varias medidas preventivas: el transporte, la concentración en puntos adecuados, la instrucción de personal cualificado, la excavación de fosas y zanjas. La población que colabora con las autoridades para llevar el ganado infectado a los mataderos o para capturar los animales dispersos no lo hace por un odio cerval hacia los terneros y las vacas, sino por instinto de conservación. Asimismo, en los casos de exterminios masivos de personas la población local no profesa un odio sanguinario contra las mujeres, los  ancianos y los niños que van a ser aniquilados". (Grossman, 2007, p. 260).
La analogía se refuerza  pues esta secuencia narrativa la vemos a través del pequeño David que experimenta el horror del sufrimiento de los animales: “David fue a la estación de mercancías dos veces y vio como cargaban en los vagones a toros, carneros y cerdos. Un toro mugía potente como si sufriera o implorara piedad. Al niño le atenazó un miedo pavoroso…” (Gossman, 2007, p. 258). Él que, al asistir al degüello de una gallina, “sintió la muerte con una claridad y una profundidad que sólo son capaces de alcanzar los niños y los grandes filósofos” (Gossman, 2007, p. 255). Él que al asistir al será transportado como ganado y morirá como otros seis millones de seres humanos “procesados” en los campos de exterminio.(...)"









Cuando Emmanuel Lévinas y sus compañeros, recluidos en un campo de internamiento, encuentran a ese perro vagabundo al que califica de “último kantiano de Alemania”; nos dice: “para él -era innegable- fuimos hombres” pues les devuelve a ellos, que eran “seres sin lenguaje”, el poder de nombrar (Lévinas, 1998, p. 20). En este encuentro la menesterosa dignidad del animal y del humano ha sido restituida y la meticulosa ciencia del verdugo anulada. La misma devolución de sentido opera en el poema de Juan Carlos Mestre: “Me llamaron judío,/ perro judío,/ comunista judío hijo de perro.// Para alguien que ha tenido un perro/ la palabra perro es fiel como la palabra amigo,/hermosa como la palabra estrella,/ necesaria como la palabra martillo.”(Mestre, 2004, p. 44)

Ante el sufrimiento inflingido a los animales hay diversas posturas: indiferencia sin duda; pero también la vergüenza. El estremecedor poema de Antonio Gamoneda, Malos recuerdos/16, se abre con una cita de Marx: “La vergüenza es un sentimiento revolucionario”; y ante el imborrable recuerdo del sufrimiento gratuito causado a una perra en la infancia y un compromiso no cumplido concluye: “Mi vergüenza es tan grande como mi cuerpo,/ pero aunque tuviese el tamaño de la  tierra/ no podría volver y despegar/ el cable de aquel vientre ni enviar/ la carta del soldado.” (Gamoneda, p. 103)/17.

Y la piedad. Nuestra capacidad de con-movernos, de ir al encuentro de ese otro que nos interpela con su mirada sin palabra. Jacques Derrida ha escrito hablando de los animales: “la guerra se libra sobre el tema de la piedad” (Safran Foer, 2011, p. 52). La defensa del derecho de los otros animales a su “buen vivir” ocupa un lugar central en el ecologismo (impacto mediambiental, destrucción de vida), pero también en cualquier proyecto emancipatorio. Aquí todo confluye: la ternura, la piedad, la vergüenza/18; lo personal y lo colectivo, lo más íntimo (los afectos que nos constituyen) y lo político.(...)"


Fragmentos del artículo aparecido en el número 126 de la revista Viento Sur, para leer el artículo completo:


En este número, además del artículo de Creso Massieu  hay otro de Mraya Ivanovic sobre este tema y en el nº 125 un monográfico que lleva el título de "Los otros animales: vida o mercancía" con aportaciones de Jorge Riechmam, Paula Casal, Renzo Llorente.


Notas: 

1/ Las excepciones van desde los trabajos pioneros de Ferrater Mora a los ya clásicos de Jesús Mosterín (1998) o Jorge Riechmann (Mosterín y Riechmann, 1995). Por fortuna las aportaciones recientes son numerosas.
2/ La ausencia en las últimas elecciones generales de esta cuestión en el programa de Izquierda Unida o de
otras candidaturas de izquierda es significativa.
3/ Jorge Riechmann señala la contradicción: sociedades en que las que ha desparecido casi nuestra relación
con el animal y en las que su exterminio y consumo adquiere proporciones desmesuradas (Riechmann,
2003, p. 228).
5/ Mejor que este apresurado resumen será la lectura de esta elegía y si es posible en la excelente traducción
y notas de Eustaquio Barjau que cito en la bibliografía.
7/ Las citas pertenecen al prólogo del poemario de Laura Giordani Materia oscura que utiliza esta poderosa
imagen para referirse al sufrimiento y explotación de la infancia.
8/ La película The Visitor- E l visitante- de Thomas McCarthy (USA, 2008) desvela esta realidad.
10/ Mr. MacDonald es el nombre de una raza de pollos que fue diseñada para satisfacer las necesidades de
las empresas de comida rápida; en 1946 la industria avícola y el Departamento de Agricultura de EE UU
lanzó el concurso “Pollo del Mañana” para crear un ave que pudiera producir más carne de pechuga con
menos comida; actualmente dos empresas poseen las tres cuartas partes de la estructura genética de todos
los pollos y gallinas del planeta; estas aves modificadas genéticamente son incapaces de vivir en libertad.
(Safran Foer, 2011, pp. 125, 137, 358).
11/ Datos en Safran Foer, 2011 y Vivas, 2012.
16/ V. los poemas de Crespo Massieu, Mestre y Gamoneda en la sección Voces del nº 125.
17/ Por problemas de espacio no abordo otras formas de maltrato animal que remiten al sadismo y a un desprecio
por la vida propio del fascismo. Salvajadas como “el toro de la Vega” en Tordesillas, “correbous”, “toros de
fuego”, el destino de miles de galgos… Las instituciones protegen esta barbarie. La Junta de Castilla la Mancha ha puesto en marcha un programa para difundir la caza en las escuelas y quiere introducir el “lanceo de jabalí a caballo”, extinguida práctica que se remonta a tiempos de Alfonso X y Felipe II (El País, 9/07/2012, p. 30).
18/ De la vergüenza hablaba un artículo reciente de Rafael Sánchez Ferlosio. Y de la cultura como “instrumento de control social” y de su tendencia a “conservar y perpetuar lo más gregario, lo más enajenante, lo más homogeneizador”. La réplica de Vargas Llosa pone de manifiesto la distancia insalvable, de lenguaje y concepción del mundo, entre ambas lógicas. 


Antonio Crespo Massieu


"Mirar el mundo con los ojos de las víctimas, los olvidados, los excluidos de la historia."


Antonio Crespo Massieu (Madrid, 1951) es licenciado en Filosofía y Letras (Filología Hispánica) por la Universidad Complutense y Diplomado en Estudios Portugueses por la Universidad de Lisboa. Profesor de literatura española en Enseñanza Secundaria. Entre sus publicaciones de referencia en poesía están "Elegía en Portbou" (Bartbely ed., 2011) y "Orilla del tiempo (Germania, 2005). E
s autor también del libro de relatos El peluquero de Dios ( Bartleby editores, Madrid, 2009).