Cuando el lenguaje rebasa su carácter instrumental y su utilidad en la inmediatez, comienza a generarse esa materia otra que es la poesía.
Tronco de chañar
Varias ideas sobrevuelan la lectura de la poesía de Olvido García Valdés: extrañeza, fragmentación, despojamiento, pero tomaré la idea de desprendimiento que se hace más y más nítida y percibo operando en varias dimensiones de su escritura.
Por un lado,
desprendimiento del yo que permite alejarse y -en esa distancia incluso de los
propios flujos mentales y emocionales, generar extrañamiento. Desprenderse para
tomar distancia enunciativa.
La autora tiene un texto que acompañó una lectura suya llamado “La poesía, ese cuerpo extraño” en el
que encontramos esto: “la escritura
entendida como segregación que ciertos organismos producen, segregación de algo
que forma y no forma parte de ellos; un cuerpo extraño, y quizá nombra la
extrañeza que a veces causa lo más propio, lo más vivo e innegociable de uno
mismo”
Allí mismo podemos leer: “Sólo desde lejos se llega a estar dentro”.
En el libro Ella, los pájaros, hay un poema que expresa con precisión e intensidad ese desprendimiento que deviene extrañeza.
Tras el cristal, se desconoce
el cuerpo, como un hijo
que crece, como si jugara
y de pronto fuera desconocido.
Coloca entonces
tu mano en el estómago,
la palma abierta, y respira
profundo. Al fin somos culpables
de quien muere, y también
de vivir. Barrios
se hacen poblados peligrosos
por la noche, hay humaredas,
rostros cetrinos junto a fuegos.
En este sentido, el
lenguaje estaría operando como la sustancia a través de la que desplazarse
desde lo íntimo hacia fuera, en un movimiento centrípeto para luego regresar y
reencontrarnos de otro modo. Como la araña que segrega de su propio organismo
la materia viviente que le tenderá cuerdas para experimentar una nueva
geometría, otras perspectivas desde las que contemplar su centro. Cuando el
lenguaje rebasa su carácter instrumental y su utilidad en la inmediatez,
comienza a generarse esa materia otra que es la poesía.
Montecito de La Rinconada, reserva natural Francisco Tau
También hay un desprendimiento de las operaciones retóricas frecuentes en poesía como renuncia
a cualquier tipo de pirotecnia verbal o efectismo. Hay desnudez, despojamiento,
austeridad; una austeridad que va mucho más allá de una opción estética de lo
famélico, para convertirse en una apuesta ética y por qué no, política, en la
que el yo ocupa un lugar de enunciación siempre precario, incompleto. Hay una
renuncia a ceder a lo atractivo, a sujetarse a puntuaciones estrictas,
descolocando los significados o al menos, haciéndolos móviles para abrirlos a
nuevas posibilidades.
Desprendimiento en su
acepción de desunir, desatar lo que estaba fijo o unido. Con un movimiento de
archipiélago a la deriva, desasido de un núcleo que garantice cohesión, hay una
proliferación fragmentaria, en la que a veces cuesta saber qué tiempo o lugar
están en juego en el poema. Sin embargo, hay un intenso dolor enhebrándolo todo.
siento necesidad de
verte,
háblame de maíz,
del azul de las
plantas
hay un lugar donde
vivo contigo,
en él la cigüeña
camina
como si cabalgara
lentamente
después de la tormenta
Mudar, movimiento
de la muda y su desprenderse para ser en otro lugar.
“Mudar sin
ligereza, no ir
sino desprenderse”
Los poemas de Olvido García Valdés, como esas
crisálidas de cigarras que encontramos todavía aferradas al tronco,
(transparentes y tan frágiles que pueden disolverse con la torpeza de nuestras
manos) en las que sabemos que algo milagroso ha acontecido, una epifanía que se
nos escapa y apenas podemos reconstruir aprendiendo a leer en las carcasas,
en las cortezas, en los retazos de una conversación que nos alcanza en la
calle, reconstruir la agitación de la hierba en el esqueleto de un potrillo
blanqueándose al sol o el canto en una casa abandonada en la que ahora sólo
silba el viento.
Muda de chicharra- Reserva Francisco Tau
escribir el miedo es escribir
despacio, con letra
pequeña y líneas separadas,
describir lo próximo, los humores,
la próxima inocencia
de lo vivo, las familiares
dependencias carnosas, la piel
sonrosada, sanguínea, las venas,
venillas, capilares
despacio, con letra
pequeña y líneas separadas,
describir lo próximo, los humores,
la próxima inocencia
de lo vivo, las familiares
dependencias carnosas, la piel
sonrosada, sanguínea, las venas,
venillas, capilares
"Desprendimientos en la poesía de Olvido García Valdés"
Laura Giordani (2010)
Olvido García Valdés (Santianes de Pravia, Asturias, 1950) es licenciada en Filología Románica por la Universidad de Oviedo y en Filosofía por la Universidad de Valladolid.
Ha sido profesora de Lengua Castellana y Literatura, y Directora del Instituto Cervantes de Toulouse.
Considerada una de las voces más sólidas de la poesía en español, ha publicado los siguientes libros: El tercer jardín (1986), Exposición (1990, Premio Ícaro de Literatura), Ella, los pájaros, (1994, Premio Leonor de Poesía), Caza nocturna (1997) –traducido al sueco, Nattlig jakt, en 2004; y al francés, Chasse nocturne, en 2009)–, Del ojo al hueso (2001), La poesía, ese cuerpo extraño (Antología) (2005), Y todos estábamos vivos (2006), el libro-disco El mundo es un jardín (2010) y Lo solo del animal (2012). Una antología de su obra, Racines d’ombre, ha aparecido en francés en 2010, y otra, Poesie, acaba de publicarse en italiano; textos suyos han sido traducidos igualmente al inglés, alemán, portugués, rumano, polaco y árabe. En Esa polilla que delante de mí revolotea. Poesía reunida (1982-2008) se recogió su obra poética hasta esa fecha.
Es también autora del ensayo biográfico Teresa de Jesús (2001), de textos para catálogos de artes plásticas (Kiefer, Tàpies, Fernández de Molina, Zush, Broto, Luis Costillo, Juan Soriano, Bienal de Venecia 2001, Vicente Rojo...) y de numerosos trabajos de reflexión literaria. Ha traducido los libros de Pier Paolo Pasolini, La religión de mi tiempo (1997) y Larga carretera de arena (2007); y, en colaboración, una amplia antología de Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva, El canto y la ceniza (2005). Ha codirigido las revistas Los Infolios (1987-2005) y El signo del gorrión (1992-2002); fue asimismo miembro de la comisión permanente de la revista hispano-portuguesa Hablar/Falar de poesia (1996-2002). En 2007 se le concedió el Premio Nacional de Poesía.
Enlace original a la bio: http://enclavedelibros.blogspot.com.es/2013/02/poetas-en-la-resitencia-recital-olvido.html
5 comentarios:
Tan intenso como bello
te felicito
Muchas gracias por tu paso, "recomenzar".Un cálido saludo!
Laura
Más que intenso directo, desdudo. ¡Uf!
Más que intenso,desprendido, desdudo
"reconstruir la agitación de la hierba en el esqueleto de un potrillo blanqueándose al sol" ¡Uff!
Gracias por tu comentario, Ariadna... así es la poesía de Olvido, así nos hace hablar de ella. Un saludo y bienvenida!
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