El espíritu de la colmena

“Tenían como una lepra la infancia devorándoles el pecho”
Clarice Lispector



Algunas películas contienen, como El espíritu de la colmena (1973), tal intensidad poética, que cuestionan las fronteras entre géneros y se hacen inolvidables para los párpados. Voy más allá, esta pelicula contiene todo lo que le pido a un poema: silencios, enigma, mirada primera, apertura. Ambientada en el paisaje despojado de un pueblecito de Segovia, no hay mecanismo narrativo sino más bien la invitación a un viaje a través de la mirada de una niña. Nuestra propia mirada infante con sus prodigios y fantasmas.

Mauricio Maeterlink, en su libro La vida de las abejas, nos dice : «Todo indica que no es la reina, sino el espíritu de la colmena, quien decide la enjambradura. ¿Cómo todos los ángulos de los rombos coinciden siempre tan mágicamente? ¿Quién les dice que empiecen aquí y terminen allí?».

La respuesta la da él mismo: «Es uno de los misterios de la colmena»



La mayor parte de los seres `comenta Maeterlink` tienen el sentimiento confuso de que un azar muy precario, una especie de membrana transparente, separa la muerte del amor, y de que la idea profunda de la Naturaleza quiere que se muera en el momento en que se transmite la vida».

"El título, en realidad, no me pertenece. Está extraído de un libro, en mi opinión, el más hermoso que se ha escrito nunca sobre la vida de las abejas, y del que es autor el gran poeta y dramaturgo Maurice Maeterlinck. En esa obra, Maeterlinck utiliza la expresión 'El espíritu de la colmena' para decribir ese espíritu todopoderoso, enigmático y paradójico al que las abejas parecen obedecer, y que la razón de los hombres jamás ha llegado a comprender".

Víctor Erice, director del film.


En 1973 nació la que posiblemente es la más hermosa película española del siglo XX, que aún ostenta ese rango porque Elías Querejeta impidió que otra película del mismo director, en 1984, pudiera arrebatárselo. Uno de los pocos filmes españoles realmente poéticos, en el sentido real de la palabra, que nada tiene que ver con cantar las odas de un mundo onírico, o con imágenes celestiales de belleza sólo aparente, sino, sobre todo, con la energía de la realidad, de la vida misma, a ras de suelo, que es el verdadero territorio de los grandes poetas. Porque la vida misma, tal cual, se sustenta en conexiones poéticas auténticas, que desafían toda razón.





Esta es la "imagen del origen" del Espíritu de la colmena, donde hunde sus raíces creativas. Impresiona la mirada de asombro y miedo de Ana cuando puede ver en el cine improvisado en su pueblo esta escena de la película "El doctor Frankenstein"


Ana se topa por primera vez con la muerte, de manera directa y brutal. Los cuentos de terror como evocadores de los más profundos miedos, que se extienden sobre todo lo que desconocemos. Tanto ella como Isabel asisten a este simulacro de muerte, que es cuando la criatura lanza al mar a la niña, al haberse quedado sin pétalos.

La infancia, por tanto, como universo en el que las mismas sombras, o los más sencillos sonidos, conforman constelaciones sensoriales, que nos hacen creer que todo es posible. A medida que crecemos, crece también nuestra autoconciencia, pero disminuyen nuestras percepciones. Para Erice, que sabe que nunca seremos tan sabios como cuando éramos niños, la conciencia no es vehículo de la belleza pura, sino la percepción. En realidad, es una declaración de principios estética, que rechaza un cine narrativo, lógico, en favor de un cine sensorial, en el que las emociones y las imágenes más sencillas son las que dictan todo el sentido.





"No por casualidad dice Víctor Erice, en el documental ‘Huellas de un espíritu’, que a fin de cuentas lo que Ana tiene es una fe extraordinaria. Porque de fe se trata, una fe coloreada de miel, que parece el alimento del alma. Las colmenas como imagen representativa de la vida de la posguerra, pero también del estado en ebullición de personajes perdidos, melancólicos, como el de Fernando Fernán Gómez o Teresa Gimpera, que interpretan a seres que son meras sombras, anonadados por la tristeza de un mundo que se ha derrumbado y para el que ya no encuentran motivos de alegría. Son fantasmas para Ana, que se adentrará en una peligrosa senda del conocimiento sin la ayuda de sus tutores, aunque al final pueda beber el agua de la fuente que -tan lejos parecía encontrarse"

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-Extraído de http://www.blogdecine.com/cine-espanol/el-espiritu-de-la-colmena-la-mas-hermosa-pelicula-espanola-del-siglo-xx
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Algunas secuencias con música de Cocteau Twins.




16 comentarios:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Querida Laura:

Al igual que Emily Dickinson tienes la virtud de leer despacio y en profundidad.

En los próximos días me bajaré la peli y la volveré a ver. Apenas recuerdo que me gustó cuando la ví, por su sensibilidad, por su posibilidad de humanizar un tiempo desangelado. Pero tú le has dado vida al adentrarte y abrir por tu mirada ese corazón que late en "El espíritu de la colmena".

También intuyo que detrás de cada dificultad suele existir una puerta a la vida que sólo podemos abrir con tesón, esperanza y valor.


Volveré para comentar en unos días, un beset

Arturo Borra dijo...

No sé Laura si será la película más hermosa de la historia del cine español, pero -¿qué dudas cabe?- es de una belleza desgarradora, que perdura con todo ese asombro, con esa magia, que Ana, dulcemente, respira.

Ese espíritu, quizás, es contra el que disparan cuando en esa casa desvencijada se escuchan los disparos de unos gendarmes. El espíritu diminuto que construían Ana y el maquis: esa inteligencia y sensibilidad en común, sin palabras ya, como si no fueran necesarias para saber lo que ambos necesitaban. Ese mismo maquis que, si para los otros tenía algo de infrahumano, de Frankestein, para Ana era ese ser lleno de humanidad, diminuto y vulnerable, que le arrebataron.

Patearon su panal secreto; no es extraño que toda esa calidez que se poliniza en algún rincón del corazón se convierta en una escena final gélida, donde termina primando ya ese largo exilio interior al que el franquismo confinó a tantos humanos. Como si las paredes hubieran podido también con ellos.

El espíritu de la colmena, a pesar de todo, sobrevive. No se puede matar un espíritu. Sí romper panales, producir la dispersión de la colmena, que se desenjambren sus miembros, al borde siempre de la muerte.

La dulzura de Ana sigue ahí. Y nosotros, tratando de polinizar las mesetas.

Un beso,
Arturo

Stalker dijo...

No es extraño, Laura, encontrar esta película aquí, porque late en ese uní-sono de ternura, cercanía y extrañeza conjugadas que define la mirada de la infancia,

un linaje posible la emparentaría con algunas obras de Kiarostami, Satyajit Ray e incluso Laughton,

"Cine para iniciados", me reprochó un alumno cuando la pasé en clase.

Sólo se me ocurrió una respuesta: "Este cine no es transparente a la manera de la prosa; lo es a la manera de la poesía".

Sigo pensando lo mismo, aún con más intensidad, y percibo vínculos muy estrechos entre ese cine poético y la poesía en sí misma (por mucho que los cineastas no suelan ser lectores de poesía, por mucho que tantos poetas sean sordos, o ciegos, a ciertas asperezas o desplazamientos cinéfilos). El cine y la poesía pueden dar cuenta de lo que somos: cartografía del alma en ruinas, vestigios de una lengua por venir,

abrazos y más

Laura Giordani dijo...

Querido Víktor: también ví por primera vez esta película hace unos años y me gustó, me conmovió, pero no le encontré la textura que le encuentro hoy. Es increíble cómo regresamos distintos a la misma orilla. Un tiempo desangelado; eso es. Nada más terminar la guerra civil, los personajes a veces parecen fantasmas o ecos. En algún momento, Teresa, la madre de Ana, escribe en una carta que pareciera que tras lo terrible de la guerra hayan perdido la capacidad para sentir. Esta atmósfera desolada se intensifica con el espacio elegido: un pueblecito de Segovia con un paisaje sumamente austero.
Ojalá puedas regresar a libar de este buen cine, vale la pena.

Te dejo un abrazo fuerte,

Laura.

Laura Giordani dijo...

Bueno... lo de la pelicula más hermosa del cine español quizás sea demasiado arriesgado o hiperbólico, lo que sí puedo afirmar tranquilamente es que es una de las pelis más hermosas... tiene una belleza muy sutil que no apela a la sobrecarga de recursos ni a ese descarado esteticismo de algún tipo de cine que termina cayendo casi en formato videoclip. Estoy pensando ahora en algunos ejemplos ( la última película que ví de Wong Kar Wai) En El espíritu de la Colmena la belleza anda flotando - espectral- entre la tierra árida y sus surcos, las paredes descascaradas o el silbido de un tren que pasa. Como en un buen poema no necesita grandes emplazamientos ni enunciaciones.
La relación de Ana con el maquis me parece conmovedora, emocionante cómo lo frágil puede sostener a ese hombre enmudecido de horror que devuelve una guerra, la inhumanidad, a lo Frankestein a que somete al espíritu humano, fracturando celdas y dulzuras.
No se puede matar un espíritu, no. ése es el zumbido que nos aturde de certeza.

Muchas gracias por tu hermoso comentario y tu mirada.

Otro beso,

Laura.

Laura Giordani dijo...

Querido stalker: a mi tampoco me asombre tu cercanía con esta película, incluso creo recordar que en tu Lost in Marienbad colgaste algún pasaje con la escena de las hermanas pegando sus oídos a las vías para escuchar cómo se acerca el tren... igual lo soñé. La cercanía de este tipo de cine con la poesía me parece insoslayable a pesar de quienes cuestionan que la poesía pueda sobrevivir fuera del texto y que no hay que confundir conmoción estética o emocional con experiencia poética. Imagino que esos son temas que te habrás planteado más de una vez al dar tus cursos sobre cine (con cuánto gusto asistiría y me dejaría guiar). Por mi parte, encuentro muchas analogías entre este tipo de cine y lenguaje poético.

"Este cine no es transparente a la manera de la prosa; lo es a la manera de la poesía".

Me quedo con estas palabras y sobre todo con la estela luminosa que dejas en esta casita. La dulzura sobreviviente en los panales rotos y que alguien rescata del suelo.

Un abrazo muy fuerte.

Laura.

leonardo dijo...

Tengo, por desgracia, un muy borroso recuerdo de la película, pero hoy me di cuenta de que la tenía y si la tecnología no me lo impide voy a mirarla de nuevo.
El texto de Maeterlink es precioso, no sé porqué en Francia no circula como debiera.
Lo de la poesía en (con/y) el cine que hablás con Stalker es muy fuerte. Para mí en el cine se puede dar algo así como la imagen no formulada, antes de su formulación, en el útero mismo. Eso que le exiges a la poesía, mirada nueva, es algo que el cine puede brindarnos y de qué manera! Lo que el poeta trata de elaborar con la imperfección y la arrogancia de las palabras, el cine puede ponérnoslo frente a los ojos. No leemos, no interpretamos, sentimos el poema ahí, nada media entre la imagen y nuestra capacidad de sentir. Y es irrepetible, irreductible en palabras.
Recibe un abrazo caluroso
Leonardo

Carlos Castedo dijo...

Qué bella entrada para la más hermosa película del cine español como tú dices, sin olvidar la siguiente película de 1984 del mismo director, porque Plácido, El verdugo y Calle Mayor -las únicas sombras posibles a tu valiente afirmación- nos descubren el alma desde las miserias (y la sorna en algún caso) pero carecen del aliento poético de Erice.
Saludos.

Laura Giordani dijo...

"Lo que el poeta trata de elaborar con la imperfección y la arrogancia de las palabras, el cine puede ponérnoslo frente a los ojos"

Querido Leonardo: eso que comentás sobre la imagen antes de ser formulada en palabras, la mirada en estado de asombro, es muy lúcido. No sé porqué el libro de Maeterlink no tiene mucha difusión en Francia, aunuqe tampoco creas que aquí tiene tanto eco. Si no puedes conseguirlo por allí puedo ayudarte. Conseguir la peli creo que te será más sencillo porque está bastante disponible en la red. Ojalá la disfrutes e incluso puede que ya la hayas disfrutado antes de esta respuesta.

Hace un par de días leí un informe sobre la desaparición alarmante de las abejas por causa de los pesticidas con lo que no sólo se afectaría nuestra cadena alimentaria, sino ese espíritu del que hablaba Maeterlink, ese misterio que habita la colmena y que rebasa una mirada puramente instrumentalista y antropocéntrica respecto a otras criaturas que comparten planeta con nosotros.

Un abrazo enorme,

Laura.

Laura Giordani dijo...

Hola Castedo:

Muchas gracias por tu visita y tu aporte... voy a tomar nota de las películas que mencionas, seguro que aportarán más perspectiva sobre El espíritu de la colmena y su vocación poñetica.
Te dejo un cálido saludo y bienvenido por aquí.

Laura.

alegría dijo...

Hace una semana emitieron en tv "El sur", película que llevaba años queriendo ver, pero no se me presentaba la oportunidad. Otra obra poética.
He dejado de leer después del primer párrafo, porque luego le llegará el turno a ésta -aunque a saber cuándo-, y quiero tener mi mente totalmente desprogramada, vacía de cualquier crítica, análisis o impresión.

Laura Giordani dijo...

Hola alegría. tengo ganas de volver a ver "El sur", veré si puedo volver a hacerme con ella ya que me perdí la emisión en TV. Me parece muy bien que esperes a ver "El espíritu de la colmena" para leer la entrada así vas con la mirada más blanca. Espero que la disfrutes y gracias por tu paso.
Un cálido saludo,

Laura.

Portinari dijo...

Me entretengo y extiendo en vuestros comentarios y en la entrada. Largamente. Como quien escucha el sonido del tren.

Qué nido tan hermoso esta entrada. Volveré pronto, Laura. Siento esta pausa extraña de tiempos.

Abrazos.

Laura Giordani dijo...

Querida Portinari: quedate con el oído pegadito a los raíles como contra el pecho de un gigante que duerme. Por el tiempo que quieras, este nido es tuyo.

Te dejo un abrazo y no te preocupes por las pausas.... a mí también me sobrevienen y hay que aceptarlas como parte de nuestra respiración.

Un abrazo muy fuerte y hasta prontito.

Laura.

Darío dijo...

Hermosa. Necesito verla. Y además, Cocteau Twins, claro.

qohelet dijo...

Buon giorno (buenas dias), ho trovato questo blog per caso cercando delle foto del film di Erice che per me, e concordo con Laura, è non solo il più bel film spagnolo, ma anche europeo degli ultimi 50 anni. è il film che più mi è rimasto dentro, che mi dura dentro, e che vibra dentro, al pari dei film di Tarkosvskij, di Bresson, di Antonioni. ho cercato di tradurre un poco è sia ciò che hai scritto (che è bellissimo) e anche i commenti (tutti interessanti). ho visto che sei una poetessa, il titolo "materia oscura", che credo abbia lo stesso significato in italiano, evoca molto il film di Erice. E' meraviglioso condividere le stesse emozioni. tornerò a fare visita.
Gerardo Fontana