Los textos que conforman estas “66 maneras de mirar” de Neus Aguado nos sitúan en una especie de no tiempo, o más exactamente, en un tiempo circular más próximo al modo en que era concebido en la antigüedad. Un eterno presente que fulgura en intensidades fungibles y cuya luz recogemos con los párpados en distintos ángulos de apertura: distintas maneras de mirar en cada acontecer. Estamos ante una escritura que hunde sus raíces en el territorio atemporal de la imaginación, lo onírico, los grandes mitos, el mar de los clásicos, pero que, a la vez, mantiene esa relación vibrante entre escritura y vida propia de las vanguardias del pasado siglo. Para la poeta argentina Alejandra Pizarnik, la escritura era una forma de vivir con plenitud y explorar la complejidad de la existencia humana. La meta del arte no debería ser la representación de mitos perdidos o momentos utópicos, sino operar sobre la realidad misma para transformarla. Esta pretensión implica que cada momento debe ser valorado, ante todo, por sus posibilidades de ensamblaje, de reinterpretación. El poeta busca en cada situación la posibilidad de una vida plena, aunque sea temporalmente.
Cada manera de mirar parece reflejar un momento vivido fuera del tiempo, de evasión de la cadena temporal: instantes de epifanía en que somos capaces de experimentar cierta unidad en este mundo trizado. Un instante que se alza, refulge y luego nos abandona. En este sentido, hay en estos 66 asanas de la mirada una huella zambraniana, pues se reivindica una filosofía experiencial, cotidiana, una poética conectada con la vida y su devenir. Una poesía que se nutre de la pasión de la autora por el teatro y el mundo clásico, pero también y - sobre todo— de los residuos de la propia vida, los jirones del yo vencido que vamos dejando en cada recodo del sendero. Cuenta María Negroni que en una ocasión el poeta argentino Juan Gelman le dijo que: “la poesía es la ceniza que cae del pucho”, la escritura poética como excedente o ceniza de esa combustión permanente que significa estar vivos.
Hay que llevar
una aguda rasqueta
y rastrear en el humus
lo escondido y secreto.
No hay un enhebrado de los poemas de carácter lineal; de hecho, las distintas maneras de mirar están inscritas en temporalidades que parecen cosidas por un hilo más profundo, quizás la voz de la intimidad más estricta. Algo así como relámpagos hilvanados según una lógica ajena al mundo de Cronos y más cercana al Kairós de los griegos. Mientras el tiempo de Cronos es lineal: pasa y se va consumiendo, Kairós representa el momento en el que algo importante sucede. La disposición de los textos en el conjunto parece obedecer a un espacio de enunciación que se abre y se desvía de la lógica cotidiana y el carácter instrumental del lenguaje. Un espacio más conectado a un mar ancestral en el que convergen todas las temporalidades: origen y destino final de todo devenir humano. Y aunque los poemas están datados con precisión cronológica, al ordenarlos en mosaico, la autora ha dinamitado los peldaños, dificultando cualquier tentativa de recorrido lineal. Dejándonos en un tiempo diferente y suspendido en el que el corazón no se pudre, pues queda sujeto a otras leyes.
Quizás sea necesario un tiempo que da la vuelta al sulky de juguete de la infancia: un tiempo inédito en el que la memoria y su belleza persistan para entender el rocambolesco ciclo de los días.
Laura Giordani
[Fragmento del prólogo de 66 maneras de mirar]
6
Floración
Como hierro candente sobre la nieve, nacen
. .flores extrañas,
en la alta montaña de mis días.
Cuando no sabes qué hacer mandas una flor,
. .dices;
ignoras que desde que te vi me habitan flores
. desconocidas.
Neus Aguado (Córdoba, Argentina, 23 de agosto de1955) es poeta, narradora y crítica literaria. Licenciada en Ciencias de la Información (UAB) y en Arte Dramático (Institut del Teatre de Barcelona), ha ejercido el periodismo cultural, y ha colaborado en llevar a la escena la obra de Alejandra Pizarnik, Feliu Formosa, Maria-Mercè Marçal y Anna Murià. Ha sido secretaria general de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña (ACEC) y fue cofundadora del “Comitè d’Escriptores del PEN Català”.
Ha publicado los libros de cuentos Juego cautivo y Paciencia y barajar, y los poemarios: Paseo présbita (con dibujos de Antoni Padrós), Ginebra en bruma rosa, Aldebarán, Intimidad de la fiebre, En el desorden de la casa (libro de artista junto a Marga Ximenez), Tal vez el Tigre y la plaquette Entre leones (con cubierta ilustrada de Alejandro Häsler). Su último libro de poesía es 66 maneras de mirar (Animal Sospechoso Editor, 2023).
Sus poemas, narraciones y microrrelatos, suelen aparecer en publicaciones nacionales e internacionales.
Reside en Barcelona.
Más información sobre la autora:
https://es.wikipedia.org/wiki/Neus_Aguado
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