«Dónde hay para este adentro
un afuera? Sobre qué dolor
un afuera? Sobre qué dolor
se tiende un lienzo así?
Qué cielos se reflejan allí
dentro, en el lago interior
de estas rosas abiertas?
(El interior de las rosas)
Rilke, Lou Andreas Salome y un poeta ruso
«A través de todos los seres se extiende un espacio:
el espacio interior del mundo. Las aves vuelan silenciosas
a través de nosotros. Oh, yo, que quiero crecer..."
(La piel de las rosas)
No creáis, que el destino sea más que la densidad de la infancia.
(Rilke, la séptima Elegía)
Todo ángel es terrible. Y sin embargo, ay, los invoco
a ustedes, casi mortíferos pájaros del alma, sé quiénes
son ustedes. Los días de Tobías, ¿dónde quedaron?,
a ustedes, casi mortíferos pájaros del alma, sé quiénes
son ustedes. Los días de Tobías, ¿dónde quedaron?,
cuando uno de los más radiantes apareció en el umbral
sencillo de la casa un poco disfrazado para el viaje,
ya no tremendo (muchacho para el muchacho)
que se asomó, curioso.
que se asomó, curioso.
(Poema Segunda Elegía)
Rainer María Rilke nació el 4 de diciembre de 1875 en Praga. Cursó estudios en su ciudad, en Munich y Berlín. Empezó a publicar en 1894 con el nombre de René Rilke.
Realiza un viaje a Rusia, donde hace amistad con Tolstoi.
En 1897 inició una relación amorosa con Lou Andreas Salomé (1861-1937), una mujer quince años mayor que le anima a decidir su compromiso artístico. Muy inteligente y relacionada con las corrientes del pensamiento contemporáneo esta mujer casada con el orientalista Friedrich Carl Andreas, fascinó a intelectuales como Schnitzler y Nietzsche. Se enamoró de la pintora Paula Becker pero en 1901 se casa con una discípula de Rodin, Clara Westhaff. Pronto se separan aunque fueron amigos el resto de sus días.
En 1902 va a París, donde actúa como secretario de Rodin, sobre quien escribió un ensayo estético. Termina en 1910 sus "Cuadernos de Malte Laurids Briddge" y viaja de nuevo por Europa y Africa. Está en Suiza durante la guerra, y al finalizar ésta, entre 1912 y 1922 escribe las "Elegías de Duino". Escribe una pequeña serie de poemas "Vergers", y "Los sonetos de Orfeo". "El libro de locos" y "El libro de imágenes" las escribe en su época de pobreza, así como "Hermano y hermana".
Falleció de leucemia el 29 de diciembre de 1926. El empeoramiento de su estado físico, que lo llevó a la muerte, se produjo a raíz de haberse pinchado con la espina de una rosa mientras cuidaba el jardín del castillo Muzot, en Suiza, donde vivió retirado los últimos años de su vida.
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En su tumba un epitafio que él mismo escribió, reza así:
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Rosa, contradicción pura, placer,
ser el sueño de nadie bajo tantos párpados.
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3 comentarios:
Rilke me acompañó por muchos años y todavía me acompaña, quizás algo más pausadamente. Me topé con él con sus “Cartas a un joven poeta” y con su aliento, me interné por otras regiones suyas, profundas y duraderas. Con él, también, pude sentirme “más cerca de lo inefable”, como decía en uno de sus fulgurantes libros.
En cualquier caso, la poesía de JMR es honda, de esas que dejan secuelas: su escritura sobrevuela como un ángel terrible.
No faltarán quienes acusen a esa poesía de complicada, oscura, incluso rebuscada y metafísica, todo ello, como excusa para no leerla. Ignoran lo que se pierden. En vez de buenos lectores, se convierten en polizontes de la claridad, condenando lo que no comprenden, como una especie de Nueva Inquisición que hace arder bajo el fuego aquello que amenaza la estabilidad de su mundo claro y distinto. Pero ¿quién sabe lo que depara las Elegías del Diuno si no se aventura en ellas?
En cualquier caso, gracias por traer al presente un poeta que sigue murmurando desde sus letras, a pesar de las etiquetas tranquilizadoras.
Un beso,
Arturo
Vuelve ardiendo el verano
en estas brasas de infancias,
arden las estrellas en su cielo de carbón,
arden los montes,
la sed del fuego.
Arden nuestros cuerpos acostados
en las arenas de las playas,
arde el centro de nuestro mundo,
ardiendo nuestros ojos,
buscando consumirse en el oleaje.
me gusta muchísimo venir aqui con esos huesos ligeros...
besos
Ay si supieras lo importante que es para mí este nombre... Rilke, siempre le leo así que agradezco tu entrada
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