Poema de la sal- Laura Giordani




¿En qué lugar nos alzamos
a implorar la sal ?

La sal para surcar la senda
oblicua de la noche y no perderse,
la sal para encender la sed
del mundo y volver a convocar
la lluvia, esa sal que nos abandona
con cada parpadeo,
la sal de todos los ojos
y todas las estatuas,
la sal sin mesura,
repartida, multiplicada
para resucitar este pan reseco
de palabras, estas espigas
condenadas antes de asomar.

De Noche sin clausura, Laura Giordani


10 comentarios:

Ana Pérez Cañamares dijo...

Hola, Laura!
No podía resistir la tentación de mandarte un abrazo a ti y otro para Arturo, después del día tan estupendo que pasamos el sábado. Aprovecho para decirte que me ha gutado mucho este poema y el que he leído más abajo de Arturo (A los vallados...). ¿Ya se le han pasado los nervios...? Yo tengo que decir que cuando él leyó yo acababa de leer y tampoco estaba en buenas condiciones de escucha... Y que este poema suyo me ha encantado.
Vuelvo a repetir: un abrazo muy fuerte para los dos, espero que tengamos ocasión de volver a vernos pronto.
Ana

Laura Giordani dijo...

Hola Ana! !Qué alegria encontrarte por aquí! Ha sido hermoso conocerte, así como a tu cinéfilo caballero... Pasamos momentos estupendos llenos de calidez y poesía. Ojalá pronto podamos darnos un abrazo. !Cómo me gustaría que pudieras estar aquí mañana para el recital en La Casona! Ya habrá oportunidades de seguir compartiendo temblores. Le he contado a Arturo tus impresiones sobre "Seis Metros" Te manda un abrazo enorme y se alegra de tu lectura.
Me encantó conocerte Ana, de verdad.
Un beso.

Arturo Borra dijo...

Hola Ana, quería aprovechar para enviarte un abrazo tanto a vos como a tu pareja y agradecer tus palabras. Disfrutamos mucho esa jornada compartida y ojalá se repita.
Dicho sea de paso, ayer volvimos a leer y creo que de forma algo más atinada, a la luz de las respuestas de los asistentes.
En cualquier caso, los nervios también aluden a un modo de sentir la poesía, ¿no? ¿Qué es lo poético sino temblor?
Un abrazo fraterno,
Arturo

MATISEL dijo...

Temblores fueron los que tuve yo el jueves al oíros....
Vaya poesía os gastáis, impresionante y no exagero¡¡¡¡

Un abrazo

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Laura:

¡Qué revuelo de sal sobre el sol de tu verbo!

Sin querer fue la voz a salir de la trinchera
y poblar también un terruño y verdear una orilla: mi pensamiento.

Gracias, amiga, por hacer en la hora vaga del silencio lector buena compañía y justo lindero hacia la vida con una luz que no hiere ni atrapa.

Desde el calor de tu solar presencia,

un abrazote,

Tu Víktor

Ana Pérez Cañamares dijo...

Toda la razón del mundo, Arturo. Un abrazo fuerte para los dos,
Ana

Fco dijo...

Hola, Laura!!!
La sal preserva la esencia de las cosas y la poesía es buscar el alma de las cosas, de los sentimientos y del corazón.
Tu poema encuentra esa esencia y la transmite, y así nosotros podemos paladearla. Saludos de
Francisco.

Laura Giordani dijo...

Hola Francisco:

Un gusto tu paso por el blog y tu comentario. La sal como sustancia que conserva y también como condensadora de todo el dolor del agua.

"Después de las lágrimas expropiadas al llanto para llevarlas a su condición de sal"

Este verso es de un poema que escribí hace unos años y ahora me doy cuenta que la sal y la salina están presentes en muchos poemas.

La salina me parece un espacio potente, lugar donde se ha precipitado la sal de la tierra, de las piedras, del agua y los huesos y donde no hay distracciones para la mirada.

Blancura insobornable, un poco como el desierto pero más refractante del mundo interior de quien la pisa.

Muchas gracias Francisco!

Laura.

mjosé dijo...

Qué precioso poema Laura.
Qué despliegue de facetas en torno a la sal. Cuánta profundidad y metáforas en un poema denso y sin desperdicio. En un poema que nos atañe.
Tengo pendiente un viaje al salar de Uyuni. Te recordaré

Laura Giordani dijo...

María José!

Acabo de ver ahora tu comentario...pues ya sabes: este espacio es también tu casa donde será siempre bienvenida tu huella. Gracias por tus comentarios sobre este poema y la verdad es que me encantaría poder visitar alguna vez una salina. Por ahora es sólo un espacio interno; un paisaje subjetivizado que a veces surco y que lacera; pero también alumbra los párpados.

Un abrazo,

Laura.